EUROPA
PRESS
27 junio
2016
Investigadores de la Universidad de Exeter,
en Reino Unido, han contribuido al desarrollo de un modelo matemático innovador
para explorar por qué algunos individuos evolucionan para ser genéticamente
agradables mientras otros permanecen desagradables.
El doctor Sasha Dall, profesor titular de Ecología Matemática en Exeter, y un equipo de colegas internacionales han diseñado
un nuevo marco matemático para examinar el comportamiento social en una gama de
especies distintas que ayudará a avanzar en los conocimientos de la evolución
de la sociabilidad.
La teoría de la selección
de parentesco ha permitido durante algún tiempo a los biólogos explicar por qué
algunos animales y otros organismos adoptan un comportamiento altruista, a su
propio costo, por ejemplo, en beneficio de sus abejas obreras parientes,
dejando de lado sus vidas para promover el bienestar de su madre, la Reina.
Pero hasta ahora los
científicos no habían sido capaces de explicar el papel del polimorfismo
genético, o por qué algunos individuos parecen estar genéticamente programados
para ayudar a otros, a pesar de que viven al lado de otros que tienen a
explotar su generosidad.
Mediante el uso de
microbios que viven en colonias como fuente de inspiración para explorar por
qué algunas personas son por naturaleza generosas y otras no tanto, los
investigadores produjeron un modelo innovador de la evolución social que les
permita comprender hasta qué punto es probable que influya el condicionamiento
o el medio ambiente circundante.
Estos expertos encontraron
que el comportamiento de los individuos a menudo puede evolucionar para ser
determinado por un conjunto de tendencias genéticas heredadas que predicen con
precisión las relaciones sociales, incluyendo su posible relación con otros
miembros de su comunidad y su entorno en lugar de en respuesta directa a lo que
sienten o experimentan.
Especies con instrucciones heredadas sobre qué hacer
Dall, un coautor del artículo sobre el trabajo que se
publica en 'Plos Computational
Biology', subraya: "Como seres humanos, nuestros comportamientos son flexibles y
fundamentan lo que estamos destinados a hacer en lo que vemos después de
procesar la información acerca de nuestro mundo".
"Sin embargo, algunas
especies se basan en instrucciones heredadas sobre qué hacer, de manera que los
individuos se comportan de manera diferente según con qué variantes genéticas
específicas nacen. Hemos sido capaces de demostrar cómo se puede llegar a una situación
en la que se termina con distintos niveles de amabilidad genética que coexisten
dentro de las poblaciones", añade.
El autor principal, el
profesor Olof Leimar, de la Universidad de Estocolmo,
en Suecia, apunta: "La teoría de la evolución social no ha abordado
anteriormente el polimorfismo genético. Hemos desarrollado un modelo que nos
permite explorar esto dentro de un marco general junto a otras influencias
conductuales. Nuestra esperanza y objetivo es trabajar más en este área para
poner a prueba nuestro modelo experimental".